En estos días estamos trabajando con el nombre propio, camino que comienza en los tres años y que no abandonaremos prácticamente en toda la etapa de Educación Infantil, ya que poco a poco se irá complicando hasta llegar a las minúsculas e incluso, los apellidos.
Y es que, desde la aproximación constructivista de acercamiento a la lectura y la escritura, el lenguaje oral y escrito debe trabajarse desde su funcionalidad, y el nombre es el texto funcional por excelencia.
En clase, hacemos referencia al nombre continuamente, los tenemos por todas partes: en las mesas, en las perchas, en las talegas, en tarjetas plastificadas, en los babis, en el mural de pasar lista…hasta en las botellas de agua.
Y es que, desde la aproximación constructivista de acercamiento a la lectura y la escritura, el lenguaje oral y escrito debe trabajarse desde su funcionalidad, y el nombre es el texto funcional por excelencia.
En clase, hacemos referencia al nombre continuamente, los tenemos por todas partes: en las mesas, en las perchas, en las talegas, en tarjetas plastificadas, en los babis, en el mural de pasar lista…hasta en las botellas de agua.
Con el nombre podemos realizar múltiples actividades:
- Reconocer e identificar su percha, su libro, su sitio…
- Buscar entre todas las tarjetas su nombre e identificarlo.
- Formar su nombre con letras móviles
- Escribirlo con pintura de dedos siguiendo las letras huecas.
- Contar las letras que lo forman.
- Palmear las sílabas del nombre.
- Identificar la letra por la que empieza
- Buscar otros nombres que comiencen por la misma letra.
- Y un etcétera tan largo como llegue nuestra y vuestra imaginación.
Y es que también desde casa podéis ayudarles a avanzar en este aspecto, realizando actividades de copiado, inventando pareados y otras actividades similares a las anteriores.
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